Rodolfo no tenía nada más qué demostrar. Ya había superado todas las expectativas en todas las regiones donde había manejado el negocio de Xerox. Pero en aquella reunión le ofrecieron un puesto incluso de menor rango del que ya tenía. Se trataba de manejar una región más pequeña, pero tenía que implementar un nuevo sistema de logística y manejo de clientes. ¿Por qué habría de tomar este trabajo? “No debes caer en la trampa, sino tomar el reto y demostrar que puedes llegar al objetivo. Y eso hice. Otra vez”, me lo dice con orgullo. Como alguien que tiene “marcas en la espaldas”, como me dijo uno de sus colaboradores.
La empresa que, incluso para sus propios empleados, sigue siendo referencia en el negocio de las copiadoras ha evolucionado en gran medida gracias a directivos como Rodolfo. Su toma de decisiones puede ser tan determinante y expedita que casi después de cada junta “le mueve el tapete” a su propio equipo. “Es difícil seguirle el paso”, confiesa la encargada de Recursos Humanos.
Cuando entró en aquella sala de juntas como el director general de Xerox México, los demás directivos, quienes tendrían que entregarle reportes directamente, no sabían qué esperar. La situación no era nueva: llega un nuevo jefe desde otro territorio y tendrían que adecuarse a su modo de trabajo. Cuando Rodolfo comenzó a hablar, los demás directivos a su cargo veían que sus jornadas de trabajo tendrían otro ritmo. Este peruano que tenían enfrente hablaba tan rápido que les costaba trabajo seguir la conversación. Era evidente que sus ideas tropezaban una contra otra en su cabeza, como queriendo salir de cualquier modo. Y de alguna manera lograban hacerlo con coherencia, consistentes. “Estudiar Economía me sirvió para tener orden mental”, me dice Rodolfo después de presumirme su habilidad matemática, que le hizo quedar en los primeros 10 para ingresar a la universidad, en Perú.
Para cuando terminó aquella junta, hace tres años, los asistentes ya tenían tareas concretas que realizar y reportes con fechas de entrega ya establecidos.
- ¿Qué habilidad le cuesta más? ¿Qué podría mejorar?
- Hablo demasiado rápido.
- ¿Qué habilidad lo distingue?
- El dinamismo y la agilidad al tomar decisiones. Mi hiperactividad.
No pude evitar pensar “su debilidad es su fortaleza”. En un principio no todos pensaron lo mismo que yo.
Tecnología y servicio
Hablar de Xerox es hablar de soluciones para la administración de documentos. Las copias son sólo una parte pequeña del negocio. La empresa, junto con IBM, era de las más grandes en Perú durante los años 90, cuando Rodolfo salía de la universidad.
Si bien esta es una parte de la historia de Rodolfo Piedra, desde su natal Lima hasta manejar el negocio de México, también puede ser la historia de las empresas de tecnología en Latinoamérica, que han pasado de soluciones de hardware a servicios más complejos.
Estilo de estilos
“Este tipo es un huevón, de veras”. Lo dice con convicción y al mismo tiempo con cierto respeto. Así lo ven sus colaboradores, cuando se refirió a alguien que no estaba presente que no había cumplido con sus objetivos. El adjetivo suena más fuerte de lo que realmente fue. Su exageración y tono en que lo dijo, de manera afable, hizo que quedara claro que la intención era hacer la junta más llevadera. Aunque haya sido a expensas de un objetivo no logrado.
No se trata de un tipo que busca la risa fácil, que espera que sus reuniones sean las más divertidas. Para nada. Se trata de alguien apasionado por lo que hace. Y más aun, esa pasión provoca que se divierta haciéndolo. Y eso se transmite. Otras frases “muy argentinas” se han vuelto su sello, que hacen las juntas más llevaderas. Incluso cuando los resultados no han sido los esperados, muestra su molestia sin ensañarse contra las personas, sino contra el resultado. Se puede ver en su mirada que está obstinado en saber qué hizo mal, qué decisión tomó él, junto con su equipo, que no dio el resultado esperado. “¿En qué momento perdimos la brújula? Esto es inaceptable, que hayamos hecho un compromiso y no hayamos cumplido”. No espera a un reporte semanal, trimestral. Lo dice cuando es claro que no va a llegar al objetivo. Sin más. El ejemplo de la comunicación es él mismo. No espera una formalidad innecesaria, va y lo dice a su gente. Hace que la información fluya, que es justamente lo que Xerox ofrece en sus servicios.
Pero han sido menos las veces en las que no han llegado a los objetivos. Prácticamente todos los indicadores han estado del lado de Rodolfo Piedra desde que llegó a México. Después de la reestructuración en las mentes de los directivos a su cargo, también tuvo que dejar ir a cerca de 60 personas; los resultados han llegado.
Compromiso personal
Para Rodolfo, aunque ha llegado a los resultados, no es lo mismo cuando uno mismo se ha propuesto el camino para llegar a ellos.
Después de un par de años con la ruta trazada por la corporación desde Estados Unidos, Rodolfo logró convencerlos de que el plan de México y la región debía nacer aquí, en sus oficinas de Lomas de Chapultepec.
Aquello fue romper con el paradigma que había reinado en los headquarters de Xerox y el de muchos otros. Fueron semanas y semanas que parecían nunca terminar con el equipo trabajando muchas veces hasta la madrugada para tener una estrategia adecuada. El diseño del plan ya estaba listo, solo faltaba presentarlo.
Así como su habilidad matemática, Rodolfo tiene otro talento que era tan simple para él que, en lugar de sorprenderse por tenerlo, se sorprendió porque los demás no lo tenían: su habilidad para hablar en público. “Nunca me han dado nervios”. Si se trataba de hacer una presentación en la escuela, él era el indicado para hacerlo. Rodolfo, al mismo tiempo, había encontrado una manera para hacer el menor esfuerzo y tener el mayor resultado, una lección que también aplica en la empresa. “Nunca fui de dieces, pero tampoco de reprobados. Aprendí muy rápido que si no tenía buenas calificaciones eso significaba menos permisos para salir”. Esto, más su habilidad para estar al frente del salón de clases, fue una combinación que hizo que disfrutara la escuela como nadie. Parecía que sus habilidades le abrían el camino, pero nunca le dieron espacio para tener una zona de confort.
“Nunca te permite tener una zona de confort”, me dicen sus colaboradores. Si detecta que en algo no te estás exigiendo lo suficiente, te aprieta las tuercas. Durante la preparación de la estrategia anual le pidió directamente a cada uno de sus reportes que dieran más. “Está muy bien tu estrategia, ¿qué más puedes dar?”. Después de darle una respuesta satisfactoria, seguía pidiendo más. “Muy bien. ¿Qué más puedes dar?”. Hasta que veía que era demasiado, dejaba de insistir. Eso sí, siempre procuró los recu
rsos para que su equipo pueda llegar a los resultados.
“Solo una vez tuve nervios”. Años atrás, tuvo que hacer una presentación ante casi exclusivamente a directivos de mayor rango que él, todo porque su jefe inmediato no se sentía preparado. Ante los nervios, simplemente se preparó aun más. La noche anterior repasó la presentación como nunca. El resultado: la visibilidad que le dio aquella presentación lo catapultó ante los otros directivos, lo que lo hizo llegar más rápido a la posición que tiene ahora en Xerox México.
Habilidades extracurriculares
Además del compromiso, su falta de nerviosismo para presentarse ante el público, su manejo de los números y manera de leer los estados de resultados, hay algo en Rodolfo que lo hace efectivo. Se debe tratar de algo en la ejecución, en no esperar que las cosas sucedan, sino hacer que sucedan.
Sin que me lo diga, quizá la disciplina aprendida en sus años de competencia de karate lo forjaron a ser una persona de acción. Quienes han practicado (y estudiado) este arte marcial saben que karate es iniciativa para accionar (a diferencia de otros, donde el acento está en la reacción). Esto, combinado con su manera de pensar en escenarios económicos complejos, allí mismo, en las juntas, y tomar decisiones, lo alejan del karate de las katas, que tiene un carácter más contemplativo.
Equipo nuevo
“Al principio te puede costar trabajo que sea tan directo en ‘sus modos’. Pero al rato sabes que así es, que no es personal y hasta lo agradeces”.
No pasó mucho tiempo en que sus reportes se dieran cuenta cómo es trabajar con él. De alguna manera le agradecen su manera directa de hablar, su expectativa e, incluso, su rapidez en el análisis y toma de decisiones, aunque les haya cambiado el ritmo de trabajo.
Si bien la historia de Rodolfo no muestra todas las aristas de la industria en Latinoamérica, sí da luces de cómo ha evolucionado el ser directivo en un mercado mundial. Las habilidades directivas no requieren cierta nacionalidad, ni del corporativo global ni de la región que se gestiona. Se trata de un ejemplo en que este fenómeno se da en Latinoamérica.
Como estudiante, hizo sus prácticas de la escuela de Economía en un banco, el más grande de Perú en ese momento. Debido a que su jefe inmediato renunció le pidieron que se quedara más tiempo. Al terminar la licenciatura no dudaron en ofrecerle un empleo fijo en la empresa financiera. Pero fue una política de Recursos Humanos que se lo impidió. Su propia hermana (la más cercana de edad, que le lleva 12 años) trabaja ahí como gerente, así que no podrían contratarlo a él. La casualidad lo alejó de las finanzas. Después de un examen, de entre cerca de 400 personas para entrar a IBM en Perú, quedó en los primeros 10. Sus habilidades lo metieron a la tecnología y desde entonces se ha dedicado a ello.