El impresor ha fungido a través del tiempo como una figura que impulsa a mejorar la sociedad a través de la producción de materiales en distintos sistemas de impresión. Por eso, el 25 de septiembre, se les devuelve un poco de lo que han brindado a México y en este caso, a Guanajuato.
Como contexto, se puede recordar que durante la época de la Nueva España, primer lugar de América donde se obtuvo una impresión, la imprenta fue un medio didáctico de alfabetización y evangelización, con lo cual se convirtió en un instrumento importante para las instituciones de vital importancia como la Iglesia y la Universidad. En este sentido, los impresores producían productos como libros, folletos, hojas sueltas, tesis, entre otros documentos.
En ese entonces, los talleres de impresión eran regulados por el ayuntamiento y se necesitaba una autorización emitida por el rey o el virrey. Con el tiempo, tanto la reglamentación como los sistemas de impresión han evolucionado a través de diversos procesos de innovación a lo largo del tiempo que van desde el offset tradicional hasta nuestros días con la impresión digital. Ya para finales del siglo XX, con la llegada de la impresión digital, se podía imprimir una imagen distinta en cada trabajo a través de un software que es capaz de crear una imagen a través del ordenador, mientras que los otros tipos de impresión incluían placas que se utilizaban en repetidas ocasiones.
Actualmente, con este tipo de impresión se pueden ofrecer contenidos personalizados convirtiéndose en una ventaja sobre la competencia, ya que se llega uno a uno a los clientes pudiendo imprimir en función de sus gustos, patrones de consumo o necesidades, de ahí que la impresión digital sea una herramienta cada vez más útil para los impresores.
Tal es el caso de la familia Campos, originaria de San Miguel de Allende, Guanajuato, quienes a través de sus servicios en Impresos Profesionales Camar, con más de 45 años en el mercado, se han caracterizado por realizar trabajos tradicionales y desde hace 12 años, comenzaron a ofrecer servicios de impresión digital. Al brindarle un servicio de calidad y puntualidad, como lo caracteriza el lema de este negocio a un gran número de extranjeros de paso o residentes de la ciudad, se ha contribuido desde su trinchera en incrementar el número de visitantes, así como de coadyuvar a la difusión turística de este pueblo mágico.
Para hablar en números, tan sólo entre el año 2000 y 2010, la población total cambió de 133 mil 833 a 160 mil 383 habitantes, lo que implicó una tasa de crecimiento del 1.8%, según el archivo histórico de San Miguel de Allende.
Además, según el último “Diagnóstico de Competitividad y Sustentabilidad de Ciudades Patrimonio de la Humanidad y de la Ciudad de León del Estado de Guanajuato”, realizado en 2013, San Miguel de Allende recibió más de 993 mil visitantes, registrando un incremento del 5%, respecto a 2012. En consecuencia, la derrama económica generada por el total de visitantes al destino fue superior a los tres mil millones de pesos.
Con la revolución del color, el impresor Luis Felipe Campos, empezó a realizar trabajos más pequeños, pero que le resultarían más económicos para la producción gracias a los diferentes equipos de impresión digital que adquirió a través de compañías líderes del sector gráfico como Xerox Mexicana. En este sentido, ha brindado gran parte de su trabajo al sector hotelero con postales, fotografías, tarjetas, folletos, trípticos, entre otros productos.
Esta ciudad, es descrita como un lugar tradicional que al mismo tiempo puede proporcionar aires de vanguardismo, como el caso de Impresos Profesionales Camar, quienes comenzaron como impresores tradicionales y no por tratarse de una pequeña empresa, se quedó en el proceso de la digitalización y se subió al barco de la innovación. Como ellos, hay muchos casos de mexicanos que pese a no contar con los ingresos de grandes corporativos, se mantienen en las tendencias de sus negocios.